Reino Hitita: expansión, poder y diplomacia en la Edad de Bronce

Reino Hitita: 1600-1200 a.C
El reino hitita, en su momento de máxima extensión, abarcaba desde el Egeo hasta el alto Tigris, y desde el mar Negro hasta el Líbano. Fue una de las formaciones políticas más vastas del Oriente Próximo.
La administración estatal se componía de los "grandes" (la aristocracia) y los "hijos del rey".
Los "hijos del rey" eran de sangre o de alianzas políticas. Los miembros de estas clases ocupaban todos los cargos importantes en la corte, la administración periférica y el ejército+
lo que aseguraba que las decisiones importantes estuvieran en manos de la familia real y la aristocracia.
Se estableció un sistema de relaciones de subordinación mediante un juramento llamado "lingai", que comprometía al contrayente con cláusulas detalladas.
Este sistema regulaba las relaciones internas del estado hitita, mientras que los tratados definían las relaciones exteriores.
Otro elemento de cohesión interna era la actividad personal del monarca. El rey actuaba en dos ámbitos: el religioso, ++
donde presidía fiestas nacionales de gran prestigio, y el militar, encabezando tanto grandes campañas como pequeñas operaciones contra tribus, asegurando la estabilidad.
Tras las guerras defensivas de los siglos XVI y XV a.C., llegaron las guerras expansionistas, con ejércitos más numerosos, mayores bajas, largos desplazamientos y problemas logísticos. Estas guerras afectaron gravemente a la población campesina y a la economía agrícola hitita.
En el interior de Anatolia, las guerras se enfocaban en el desplazamiento de poblaciones para compensar pérdidas.
Los prisioneros de guerra capturados por el rey eran trasladados desde las zonas vencidas hasta las del vencedor, para llenar los vacíos demográficos del campo hitita
Las ciudades que se sometían voluntariamente y contribuían a las campañas hititas conservaban sus dinastías locales.
Estas ciudades eran premiadas con la confirmación en el trono y el sometimiento al tributo.
En cambio, en las ciudades derrotadas se instalaban reyes filo hititas.
En las ciudades periféricas permanecían centros de culto y tradiciones jurídicas locales. Estas ciudades eran gobernadas por un alcalde (hazanu) para los asuntos civiles, +
un jefe de guarnición (bel madgalti) para los asuntos militares y un consejo de ancianos para la administración de justicia.
Las relaciones exteriores se regían por juramentos personales entre el "gran rey" y los "reyes pequeños", vinculados mediante tratados escritos.+
El gran rey se comprometía a mantener en el trono al pequeño rey fiel y a garantizar la sucesión hereditaria, mientras el pequeño rey debía cumplir obligaciones.
El reino hitita tuvo choques con Egipto durante los reinados de Seti I y Ramsés II.
Sin embargo, estos conflictos fueron resueltos mediante un tratado de paz entre el rey hitita Khattusili y Ramsés II, que reconocía la igualdad entre reinos y consolidaba relaciones diplomáticas.
El tratado fue seguido por el matrimonio de Ramsés II con una hija de Khattusili, fortaleciendo el vínculo entre ambas potencias.
Aunque los hititas enviaban mujeres a Egipto, los egipcios no enviaban princesas a otros reinos.
Existen tratados especiales que contemplan excepciones y concesiones, como el firmado entre hititas y egipcios.
Otro tipo de tratado especial era el que involucraba a estados no monárquicos, donde los grupos de ancianos y los jefes gentilicios debían prestar juramento al gran rey