Bubba Sawyer: amor, dependencia y violencia

Bubba Sawyer: amor, dependencia y violencia

Hilo

Bubba Sawyer: amor, dependencia y violencia

En La masacre de Texas, Bubba Sawyer, conocido como Leatherface, suele ser interpretado como un asesino brutal y sin matices.

Imagen

Sin embargo, su fijación con arrancar rostros y fabricarse máscaras puede entenderse desde un costado emocional. Ese gesto no sólo implica violencia, sino un modo distorsionado de amar y de relacionarse con los demás.

Para él, la atracción hacia chicos o chicas nunca es un acto libre ni luminoso, sino un estado atravesado por ansiedad, miedo y dependencia. Cada víctima se convierte en el depositario de un "afecto" imposible y distorsionado.

Bubba no busca sólo destruir, sino también poseer y absorber al otro, conservarlo de la única manera que encontró, a través de la apropiación literal de su piel.

Su obsesión se explica en gran parte por la relación de dependencia que mantiene con su familia.

Desde niño -y siendo adulto- es infantilizado , humillado y controlado; sus emociones no le pertenecen, siempre deben responder a lo que esperan los demás. Su "enamoramiento" jamás puede desplegarse como una experiencia genuina, porque está colonizado por el mandato familiar.

Cuando se siente atraído por alguien, esa atracción se convierte en ansiedad, ya que sabe que lo único permitido es transformar el deseo en violencia. La familia lo obliga a demostrar su lealtad a través de la masacre, de modo que cada rostro arrancado es también una ofrenda.

La ofrenda lo mantiene dentro del núcleo que lo oprime. Amar y obedecer son para él la misma cosa, y eso lo condena a expresar el afecto como un acto destructivo. Las máscaras de piel humana condensan toda esta paradoja.

En las ofrendas hay horror y también un intento desesperado de suplir lo que nunca tuvo: amor, validación y autonomía. Al cubrirse con el rostro de alguien que lo atraía, Bubba cree poder habitarlo, prolongar su cercanía, fundirse con aquello y verse en el rostro del otro.

Cada máscara es un acto de cercanía mutilado, un gesto torcido que le permite calmar su ansiedad y, al mismo tiempo, conservar la aceptación de su familia. También autoaceptación, viéndose a sí mismo con un rostro nuevo y bello.

No se "enamora" de las personas que mata, sino de la posibilidad de no sentirse solo, de poder llevar consigo un fragmento de quienes lo fascinan.

La verdadera tragedia de Bubba está en que su amor es genuino e imposible al mismo tiempo.

En él surge una necesidad real de afecto, pero nunca puede concretarse porque su familia lo priva de toda experiencia sana de intimidad. El resultado es un sentimiento contaminado por el miedo, donde la atracción se transforma en compulsión y la ternura en violencia.

Masacrar termina siendo el único lugar donde su deseo y su dependencia pueden coexistir, aunque sea de manera monstruosa. Bubba, aterroriza no sólo por su brutalidad, sino porque encarna el costado más oscuro de la atracción y el deseo humano.

El anhelo de poseer totalmente al otro, de hacerlo propio hasta el extremo de borrarlo, para que solo exista en uno mismo.

Etiquetas

amor
violencia
dependencia