Rylanor el Anciano: el Dreadnought que no se arrodilló

Momento de hablar sobre uno de los Gigachad más grandes del Imperio. Mi Dreadnought favorito en todo Warhammer 40.000 por lejos y un recuerdo de que siempre se puede mear a un primarca en la cara 🧵
Primero vamos a repasar lo que significa convertirse en un Dreadnought en Warhammer40k para que entiendan lo que están viendo. Basicamente imagínense ser un Space Marine y dar sus vida peleando, pero ser tan zarpados que el Imperio diga "Vos no la quedas acá, papish".
Metiendo lo que queda de vos (Si es que queda algo) quirúrgicamente dentro de un ataúd de hierro con patas. Sobreviviendo apenas como componente orgánico incrustado dentro de una cápsula blindada. De ahí la muy conocida frase "Incluso en la muerte seguimos sirviendo".
Para los tecnosacerdotes del Mechanicus los Dreadnought son la encarnación viviente del Dios Máquina. Para honrar a estos héroes caídos se les permite dormir durante siglos hasta que, por necesidad, se los despierta para luchar en la guerra una vez más.
Hay un audiolibro que se llama "The Glorious Tomb" narrado desde la perspectiva de un Dreadnought que experimenta su “segunda muerte”. Lo recomiendo bastante si les pinta seguir profundizando en esto.
Pero volviendo a Rylanor, él era groso incluso antes de convertirse en un Dreadnought. Vivió como un legendario marine espacial, luchando al lado del Emperador en vida y contra los traidores en la muerte.
La III Legión se creó junto a sus Legiones hermanas de Marines Espaciales durante las últimas fases de las Guerras de Unificación en Terra, con muchos de sus mejores guerreros extraídos de las cortes y poblaciones de vasallos de sangre de Europa, la luna de Saturno.
En décadas posteriores, otras dinastías de terra siguieron el ejemplo de Europa, llenando las filas de la III Legión con lo mejor de la juventud terrana, formando una hermandad marcial cuya ascendencia en la guerra se remontaba a las edades perdidas de la historia humana.
Rylanor era de esta primera generación de Hijos del Emperador.
Nuestro amigo violeta tuvo el singular honor de luchar junto al Emperador, con los honores de batalla de Roma y Thule grabados en su armadura.
Su historia era la historia de su Legión, y él fue el primero en portar el Estandarte Palatino a la batalla junto a su recién hallado Primarca Fulgrim. Era tan leal al Emperador como podía serlo, honorable, valiente, inquebrantable y siempre esforzándose por mejorar.
Cuando cayó gravemente herido en una batalla contra los Eldars, su salvación fue el internamiento de su cuerpo en un Dreadnought Desprecio.
Rylanor se convirtió en el Anciano de los Ritos de su Legión, presidiendo las Ceremonias de Iniciación de los Neófitos de los Hijos del Emperador y aportando su poder a la línea de batalla durante décadas.
Hasta que la traición del Señor de la Guerra Horus desgarró a la III Legión desde dentro. Otra cosa, Rylanor era un muy buen detector de mentiras. El loco tenía muy buenas tiradas de perspicacia y podía detectar casi siempre cuándo alguien le estaba mintiendo.
Sin embargo, como pasaba la mayor parte de su tiempo a bordo del Andronius y no en el buque insignia de los Hijos del Emperador, y estaba confinado a la sala de los ritos, no había muchas oportunidades de que pudiera hacer algo para darse cuenta de lo que venía.
Cuando Fulgrim decidió que era buena idea entrar en un templo lleno de serpientes para tener una orgía espacial mientras su planeta era destruido, y luego decidió tomar la espada misteriosa que parecía ser la fuente de todo el mal, se fue todo al carajo.
Terminó con Fulgrim convirtiéndose en traidor y ayudando a planear la Masacre del Desembarco en Istvaan. Los Primarcas traidores tuvieron básicamente investigaron sus Legiones para ver quién era demasiado leal al Emperador, y por lo tanto, debía ser asesinado.
Pero a Rylanor le asignaron quedarse a bordo del Andronius. Quizás por lo leal que era o porque era uno de los elegidos de Fulgrim (o porque lo querían mucho) terminaron pensando que se les uniría. Ni idea.
A Fulgrim le caía muy bien Rylanor, así que tal vez quería mantenerlo aislado en la sala de los ritos para después tratar de convencerlo de que se convirtiera en traidor post masacre del desembarco de Istvaan. De esa forma si se negaba, podrían simplemente matarlo.
A todo esto, el Capitán Saul Tarvitz sintió que algo estaba mal con la campaña de Istvaan. Los Hijos del Emperador más porongas no estaban participando en el asalto final, algo que nunca había sucedido antes, así que quería quedarse a bordo de la nave para investigar.
Fue con Rylanor y le pidió al dreadnought que tomara su lugar en la superficie como Capitán. Saul intentó ocultar sus motivos pero Rylanor se dio cuenta de que este no estaba siendo totalmente honesto.
Aun así sabía que Saul era un hombre honorable y que sus motivos eran puros. Rylanor también había notado el declive de su legión, por lo que pudo intuir que Saul estaba tratando de hacer algo al respecto.
En la superficie de Istvaan, Rylanor fue una auténtica máquina de guerra, destrozando a los defensores como un dios de la muerte púrpura y dorado.
Cuando las bombas víricas cayeron, Rylanor miró al cielo mientras caían, la repugnancia y la ira lo consumían mientras veía morir a millones de sus aliados de maneras horribles, ya que el virus los derretía como ácido.
El chasis de Dreadnought evitó que el virus devorador de vida lo alcanzara, así que fue prácticamente el único con vida que pudo presenciar adecuadamente la verdadera devastación de primera mano, ya que el resto estaba en bunkers o tenían los ojos fundidos.
Sin embargo, la llegada de Saul Tarvitz a la superficie y la advertencia a sus hermanos de la traición significó que la mayoría de los leales realmente sobrevivieron, dando inicio a una guerra extenuante entre los leales sobrevivientes y el abrumador número de traidores.
Rylanor actuó como un ancla durante esta guerra, con su tenacidad y poder de fuego rompiendo las filas enemigas. Cuando los traidores pensaban que finalmente lo habían vencido, él se levantaba y les decía "cagaron" convirtiéndolos en un colador con su cañón de asalto.
Saul Tarvitz no quería solo pelear y morir, estaba dispuesto a hacer eso, pero también quería lograr algún tipo de victoria. Esa potencial victoria vino en forma de un búnker oculto en el corazón de sus defensas.
El búnker tenía su propia bomba vírica, así como naves que teóricamente podrían llevar esta bomba vírica al enemigo, o tal vez podrían atraer a los primarcas traidores a la superficie para acabar con ellos y luego detonar la bomba matando al resto de los traidores y huir.
A Rylanor se le encomendó guiar este búnker ya que era lo más importante entre los leales que seguían con vida (Osea respeten los rangos porfa).
Pero esto no tuvo mucho éxito. Lucius terminaría traicionando a los leales, lo que terminó de agrietar sus defensas, combinado con los traidores trayendo titanes y que los leales de la Guardia de la Muerte finalmente cayeron ante Mortarion. Los leales se quedaban sin tiempo.